Al principio te sentarás un poco lejos de mí, allí en la hierba.
Yo te miraré de reojo y tú no dirás nada... el lenguaje es fuente de malentendidos!
Pero cada día podrás sentarte un poco más cerca.
Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, desde las tres ya empezaré a ser feliz.
A medida que avance la hora, más feliz me sentiré...
Al llegar las cuatro, me angustiaré y me sentiré inquieta;
descubriré el precio de la Felicidad!!
Pero si vienes en cualquier momento, nunca sabré a qué hora preparar mi corazón...
En el amor tiene que haber ritos.
¡Oye, que bonito!.
ResponderEliminarEn la entrada anterior no pude dejar comentario, pero ya he solucionado el problema.
TK.